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En un momento de exploración, investigación y descubrimientos, se hace difícil escoger un camino y autodefinirse.

No obstante, y por una especie de agotamiento ante cierta insistencia, opto por llamarme multidisciplinar y/o interdisciplinar. Es una elección de la que me siento, en cierto modo, satisfecha, pues no veo cómo encasillarse en algún ámbito (cuando aún uno no se siente parte de él) puede beneficiar en algún aspecto.

Dejar las puertas abiertas y, con el tiempo, cerrar unas u otras parece una opción coherente.

Dentro de este gran ámbito que supone la multi-interdisciplinaridad, aquellos medios a los que más recurro son la pintura, el dibujo, el grabado (recientemente) y la mezcla entre ellos.

Pero como estudiante de Bellas Artes, cada año entras en contacto con nuevos compañeros y profesores que no hacen sino aunmentar tus conocimientos y experiencias; nuevas técnicas y reflexiones: lo ideal para una mente y espíritu inquieto.

Y esas inquietudes, aparentemente ilimitadas, llegan hasta la artesanía, a la joyería.

Siempre he disfrutado haciendo collares y pulseras y pendientes y anillos... con cuentas e hilos: como si de un cuadro se tratase, componer con colores, texturas y formas. 

Hace unos años empecé a utilizar materiales reciclados, piedras y cuarzos. Todo material natural que utilizo lo obtengo de mis propias excursiones: la montaña o la playa se convierten en los mejores almacenes de piezas preciosas

Cada creación se convierte en una especie de ritual: te sientas delante de una mesa repleta de materiales y herramientas que tienen el poder de abstraerte y detener el tiempo.

Sin ningún tipo de diseño o esquema preestablecido, empiezas a combinar, probar, cambiar... hasta que obtienes El resultado. 

Es como un proceso mágico: sabes que la pieza que quieres está ahí, entre todo el caos, sólo tienes que encontrar una piedra, una cuenta por la que empezar e ir descubriendo el camino.

 

Ahora, la simple combinación de materiales encontrados se queda corta, necesito más. Y ya no es sólo por mí, siento que las propias piedras, los cuarzos, requieren, exigen algo más: ser más duraderas; ir acompañadas de nuevos y mejores materiales. Por eso mi siguiente meta es aprender a trabajar con metales, la orfebrería. 

MIREIA VERDÚ

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